Me pongo tonto con un post de los largos para espantar vaguetes, que no baguettes, del blog. Quiero gente conectada con lo que está pasando. Quiero game changers. Goodbye, Mr.Burns va de enterarse de cosas importantes, de cosas que molan.
Siempre ando comiéndote la cabeza y poniendo a parir a las empresas eléctricas y/o energía, siendo posible que os presente una imagen de hater descerebrado algo cansina. Hoy compartiré con vosotros por qué escribo lo que escribo.
Pensaba el otro día sobre los retos a los que se enfrenta la UE en el tramo final que conduce al 2020. Los retos que emergen a la superficie, claro. La postura nacionalista a la que están derivando algunos países, las voces separatistas incendiadas por el Brexit, las convulsas sacudidas políticas que llegan desde Anatolia, el brote de atentados terroristas, la gestión del masivo éxodo sirio, los recortes, la constante amenaza de una nueva recesión económica.
Algunos expertos pronostican el final de la UE. Los más agoreros temen una guerra a gran escala (al menos de destrucción), como ocurriera hace casi un siglo. Y los que declaran que la UE es irrompible lo hacen con el gesto torcido en una mueca. No parecen seguros de lo que dicen y nadie les cree. Bueno, vale: yo no les creo.
En este punto conviene repasar cuáles fueron los fundamentos de la UE, porque este organismo, que se nos presenta como una entidad guay destinada a unificar lo inunificable (esto es, Europa), se formó en base a una serie de tratados energéticos. Un poco de historia os pondrá en situación. Lo bueno es que es historia de antes de ayer, así que os sonará todo bastante, aunque hayáis pasado 2500 horas jugando al World of Warcraft. Ver. . . ¿verdad?
Cuando en 1956, al presidente de Egipto Nasser va y se le ocurre la idea de nacionalizar el Canal de Suez, medio occidente gritó al unísono: WTF!! El bloqueo petrolífero afectó a muchos países, sobre todo a UK, que estuvo a 4 meses de quedarse sin una gota de oro negro. Ahí es nada.
Se elaboró entonces una directiva sobre energía en 1968, que aseguraba el suministro de gasolina, gasóleo y calefacción a los países miembros, de 90 días. Sólo cinco años después, la Guerra del Yom Kipur, con Egipto y Siria dándolo todo contra Israel, confirmó que la legislación era buena al paliar los efectos de esta crisis bélica.
Con el rostro desfigurado por el veneno que intentó asesinarlo en 2004, Yuschenko se alzó presidente de Ucrania en 2005, después de que las elecciones en las que el prorruso Víktor Yanukóvich fuera elegido primer ministro se consideraran un fraude. En el Kremlin, esto no hizo ni Putin gracia. Nuestro carismático líder ruso decidió entonces, en Enero de 2006, en mitad del invierno más frío de los últimos 60 años, DEJAR A MEDIA EUROPA SIN CALEFACCIÓN CORTANDO EL GRIFO DEL GAS. Sí, sé lo que estás pensando: esto sólo se le ocurre a los rusos.
Con el 80% de los gaseoductos atravesando suelo ucraniano, el drama estaba servido. Saltaron todas las alarmas cuando las reservas empezaron a agotarse. Incluso UK, que llegaba a exportar gas, necesitó importarlo por primera vez en su historia. Y como oír llorar a un inglés parece ser cosa inaguantable, la UE decidió volver a reunirse para crear una nueva normativa.
Pero no sólo las lágrimas flemáticas de Gordon Brown, primer ministro de Gran Bretaña, detonaron el inicio de una nueva legislación. En el otro lado del mundo, Katrina y Rita arrasan el Golfo de México y llegan hasta Nueva Orleans. El número de muertos y las pérdidas materiales ascienden a cifras de pesadilla. Poco después, Al Gore muestra un documental titulado “La verdad Inconveniente” que consigue que el concepto de “Cambio Climático” se introduzca en nuestras vidas y pase a la primera plana de la agenda política.
Además, el mismo año, el informe de Nicholas Stern sobre el impacto económico del cambio climático concluye que si la temperatura aumenta 2 malditos grados, la repercusión económica sería brutal, aumentando el PIB global en un 20%. Veinte-por-ciento. Los que controléis de economía estaréis al borde del colapso. Los que no, pensad que es mucho, muchísimo. Inabarcable.
Vale, vamos a reunirnos, pensaron los europeos.
En el Tratado de Lisboa de 2007, los líderes de los países miembros firman leyes para establecer las funciones de la UE en materia de energía. Cualquier política energética dentro de un país miembro debía respetar estos tres objetivos:
- Asegurar el mercado interior para asegurar el aprovisionamiento.
- Promover las energías renovables y los interconectores.
- Promover la eficiencia y el ahorro energético.
Pero en 2008, vuelven a pasar cosas emocionantes. Esto es Europa, vamos a ver. Siendo sinceros, aquí tranquilidad, lo que se dice tranquilidad, poca hemos tenido. Con una dependencia energética del 60% a día de hoy, y calculándose que en 2050 la demanda ascendería en torno al 80-90%, el barril de crudo va y se pone en 147 dólares. Buenas noticias para los que parten la pana en Arabia Saudí, por ejemplo, país que produce 10 millones de barriles al día, pero malas, funestas, para Europa. La factura energética de la UE asciende a 400.000 millones de euros anuales.
Todos vimos el genial vídeo de Españistán en el que se nos explicaba el inicio de la crisis focalizándolo en el sector del ladrillo y la famosa burbuja. En España, el sector de la construcción fue un incontestable agravante, pero la causa de la recesión mundial iniciada en 2008 está aquí: en el precio de la energía.
Así que tenemos una demanda energética creciendo exponencialmente, pero que depende de la gestión de países poco fiables, políticamente inestables y que contribuyen con sus emisiones y sus políticas contaminantes a aumentar el problema del cambio climático.
Como tontunos babeantes, bastante tarde parecemos descubrir cuál es nuestro potencial: sol en el sur de Europa, viento en el Norte. Mar con sus olas en las zonas de costa. Energía geotérmica. Se trata de energías limpias, pero también autóctonas. Entonces, ¿qué me dices? ¿Seguimos pagando facturas astronómicas y seguimos dependiendo del capricho de los gobiernos que dirigen el cotarro energético, o nos decidimos a crear infraestructuras físicas y legales que consigan reinventar una industria caduca, ineficiente y contaminante que se inició hace más de dos siglos? Pues hombre, lo suyo sería repensar todo el proceso, analizar nuestras expectativas en base a nuestras capacidades, e iniciar el camino de una nueva revolución industrial.
- Si quieres iniciar este camino con la UE, ve al post que viene en 2 semanas.
- Si quieres que todo siga igual, no vuelvas a entrar en Goodbye, Mr.Burns, por favor.