Hoy vuelvo a centrar la atención en Barcelona, continuando con la serie de entrevistas a empresas sociales que llevo haciendo desde hace varios posts. La palabra la tiene Jordi Alcay, fundador de Coclulu. Una empresa que sorprende, ya os lo adelanto, que te deja un buen rollo en el cuerpo de esos que te alegran el día, y que te da mucho que pensar. Echad un vistazo a su web y luego me contáis si no es cierto.
Goodbye, Mr.Burns. Mola vuestra historia, me encanta. Pero cuando empezó Coclulu, ¿cuáles fueron los valores a seguir? ¿Cuáles las líneas rojas?
Coclulu. Nuestro goal final sería producir nuestros propios juguetes cogiendo lo mejor del mercado. Está claro que esto es un objetivo muy a largo plazo, porque de momento tenemos que consolidarnos, darnos a conocer e incluso explicar un poco nuestro concepto. No sé si la palabra sería reeducar, pero sí lograr que la gente abandone el juguete franquicia tipo Disney, Marvel, etc, e intentar buscar un juguete mucho más tradicional, con un valor educativo. Una de las cosas que más me maravillan y espantan a partes iguales es el hecho de que niños de 4-5 años vayan al cine con sus padres a ver películas de superhéroes, La Guerra de las Galaxias y semejantes producciones. No digo que no estén bien, pero un niño de esa edad no puede asimilar toda esa maravilla visual. Si has educado al niño con esos parámetros, va a costar mucho más que pueda asombrarse con las cosas físicas, cómo funciona algo, etc. Nosotros hemos intentado buscar juguetes con los que se pueda disfrutar jugando, no juguetes eléctricos en los que es un mero espectador.
GbMB. Eso en cuanto a concepto. Pero vuestro juguete ideal, ¿qué tipo de juguete sería? Es decir, ¿cuál sería su procedencia? ¿Qué lo definiría?
Coclulu. Buscamos la rejugabilidad. También el material reciclado, ya sea madera, cartón u otros componentes ecológicos. Eso es lo que nos gustaría, claro. Por ahora estamos mirando, observando, testeando el mercado, a ver qué posibilidades tenemos. Constantemente buscamos marcas nuevas que encajen en nuestro concepto. En una tabla de prioridades, lo primero que buscamos sería el impacto visual: que sea algo chulo. Después, las posibilidades de “ser jugado”. Deben tener un recorrido largo. Si ves un juguete que hace demasiadas cosas él solo, después de la tercera vez ya no sorprende. Luego, ver cómo está construido. Que dure, que aguante, que esté bien diseñado, y si es de madera, que tenga una certificación de control de bosques. Incluso en plástico pueden encontrarse productos reciclados de alta calidad y sin tóxicos. Al final, el precio. Algo que no sea demasiado caro.
GbMB. ¿Y encontráis muchas dificultades en encontrar ese tipo de juguete?
Coclulu. En realidad parece que es una cosa que está un poco oculta, por lo menos con los mecanismos de búsqueda normales. Hay que redefinirlos para encontrar ese juguete ideal. Si entras en una juguetería verás prácticamente siempre las mismas marcas, los mismos materiales y eso no nos interesa. Nuestros juguetes son, por así decirlo, algo más exclusivos, o menos comunes. Básicamente, hay que hacer muchas búsquedas por internet. Pero incluso cuando damos con un juguete que nos gusta, tampoco es fácil obtenerlo. Y eso que nuestros proveedores hacen realmente todo lo que está en su mano. Pero muchas veces, las condiciones de compra, el hecho de que seas un comprador pequeño y tengas que esperar muy a la cola la producción de stock debido a la cantidad de demanda, hacen que no lo consigamos. Te das cuenta de que este mundo es gigantesco.
GbMB. Si trabajárais con marcas comerciales, ¿creéis que os sería más fácil a nivel proveedores, stock, etc? ¿Apostar el tipo de juguete por el que estáis apostando condiciona el modelo de negocio?
Coclulu. Pues realmente no lo sé. Como esa posibilidad la descartamos desde el principio, no te lo puedo decir. Ésa sí que es una línea roja. No queremos ir a ese tipo de juguete. Cuando alguien entra en la tienda y nos pregunta por juguetes franquicia, solemos ofrecerle e incluso descubrirle otro tipo de cosas. Esos juguetes no dejan de ser modas, y los nuestros tal vez son algo más atemporales. Las cocinitas de toda la vida, los bloques de construcción de toda la vida, la muñeca, el puzzle . . . juguetes que aguanten y puedan pasar de hermanos a primos, etc.
GbMB. Bueno, ya me has contado lo que pasa por arriba, hasta que el juguete llega a tu tienda. Descríbeme la cosa por abajo. ¿Es un negocio con buena acogida por parte del cliente?
Coclulu. Empezamos con internet, si bien es cierto que tienes que invertir mucho en marketing, adwords, posicionamiento, etc. Si no inviertes, seguirás estando abajo. No puedes comprarar con Amazon, por ejemplo, que aparece con juguetes de nuestro catálogo el primero de la lista. Realmente no puedes competir. Eso fue un handicap bastante grande con el que tuvimos que luchar. Después de abrir la tienda, ha habido mucho boca-oreja sobre nuestros productos, pero también hemos invertido yendo a ferias para darnos a conocer y tener algo de difusión. Aunque las ventas en una feria tampoco compensan demasiado, sí que podemos considerarlas una inversión en marketing a largo plazo. Hemos conocido a mucha gente que después de conocernos allí han venido hasta nuestra tienda a comprar. Es verdad que al principio fueron unos años bastante duros, pero ya los números van saliendo.
GbMB. Planteando este modelo de negocio tan estrecho, tal vez corríais el riesgo de que el consumidor no os hiciera ni caso. ¿Pensásteis que habría demanda? ¿Y en qué lo notásteis?
Coclulu. Sí. Estábamos convencidos de que había mucha gente que quería apartarse del típico juguete. Principalmente en la competencia, detectamos que había mucha gente que hacía búsquedas de este tipo de juguete. Ecológico, con un plástico especial, etc, sin importarle gastarse más dinero si tenían esos valores. También hay que decir que nosotros buscamos una línea con una relación calidad-precio buena. Hay juguetes con componentes muy buenos, con un alto nivel educativo, pero con un precio exorbitante. Pero básicamente lo notamos en la gente. Por ejemplo, la proliferación de negocios de corte ecológico, de proximidad, dan a entender que es posible. Estas propiedades en un juguete las convierten en un argumento de venta muy bueno.
GbMB. Y no ya hablando de referentes, sino de competidores, ¿crees que es un mercado que está creciendo? ¿Hay más emprendedores que han tenido la misma iniciativa? Entorno España, vaya.
Coclulu. España ha tenido la tradición de juguete de plástico de toda la vida. En eso sí somos potencia mundial. A nivel de juguete ecológico, de madera, vamos bastante a la cola. Para que te hagas una idea, no tengo ninguna marca española, en la línea calidad-precio de la que hablábamos. Te intento decir que si ves un producto marca española y el mismo alemán o francés, rápidamente te das cuenta de que aunque la calidad de la española tan buena o más que la extranjera, tal vez es precio es algo elevado para nuestros márgenes. Esto ocurre, nada más y nada menos, porque hay mucha más cultura si no trayectoria en la fabricación de este tipo de juguetes en otros países. Por otra parte, lo que sí es cierto es que hay muchas tiendas como la nuestra que están abriendo, por lo menos en Cataluña. Podría decir que es una tendencia.
GbMB. ¿Crees que es una ventaja estar en Barcelona?
Coclulu. La principal ventaja es que es una ciudad grande. Hay mucho turismo, mucho punto de encuentro, etc. Con respecto a otras ciudades de Cataluña, el tamaño es lo que nos da la ventaja. Supongo que Madrid pasa lo mismo.
GbMB. Yo no voy por ahí. Además de la ventaja del tamaño, ¿crees que Barcelona está más a la vanguardia de este tipo de productos? ¿Hay un mercado más demandante de juguetes sostenibles, ecológicos, etc?
Coclulu. No sabría decirte. Noto lo que pasa por el barrio. Viajo poco (risas). Es verdad que noto lo que te decía antes, que se abren tiendas de ropa con valor, de comida, etc. Supongo que a partir de la crisis la gente ha tenido que buscarse un poco la vida, además de que te enteras de los inconvenientes de las grandes empresas como por ejemplo los pesticidas en alimentación, y eso va creando una masa crítica que va arrastrando todo. Si es una moda, está para quedarse. La gente cada vez es más consciente de lo que come, de los tóxicos de todos los productos, y optan por este tipo de líneas.
GbMB. ¿Crees que con esos valores se puede competir de tú a tú con los grandes?
Coclulu. No. Desde luego que no. El nivel de compra de una gran superficie es muy superior. Nosotros, por mucho que vendamos, no dejamos de hacerlo a menor escala.
GbMB. Pero si hablamos del juguete en sí, ¿puede competir en calidad-precio con uno de los grandes?
Coclulu. Sí. Sí, sí. Tal vez el tema está en el marketing. La televisión. El niño no ve nuestro juguete en la tele. Y lo que ve en el anuncio, lo quiere. Si a eso le sumas los catálogos de las grandes superficies, el niño ya piensa en esos juguetes, y no en la jugabilidad que pueden darle. Nuestra visibilidad es muy pequeña. El bombardeo a las criaturas marca la diferencia.
GbMB. ¿Y cuál crees que es el rol de los padres ante ese bombardeo?
Coclulu. Simplemente cada padre tiene que evaluar qué rumbo quiere que tenga su hijo, y qué papel quieren tener en su educación. El padre tiene que tener claro que el protagonismo del juguete en la educación es fundamental. A veces necesitas un poco más de esfuerzo para llegar a algo. Es decir, el niño debe estar siempre estimulado a pequeños retos que él pueda conseguir. Como apunte te diré que creo que incluso es mejor que los padres vengan sin el niño, si lo que buscan es asesoramiento. No nos engañemos, los niños son los que realmente escogen el producto, pero ante tantos juguetes pueden encapricharse de cualquiera sea cual sea la edad a la que va destinada o el potencial educativo que tenga.
GbMB. ¿Piensas que haber dotado a tu negocio de ese aspecto social ha beneficiado en algo a tu negocio? ¿Habéis notado algún apoyo por parte de instituciones, por ejemplo?
Coclulu. Cero. Nada. Lo hemos montado sin bancos, con nuestros ahorros, y por parte de las administraciones, nada.
GbMB. En otros países hay formas jurídicas que derivan en ciertas ventajas fiscales para este tipo de empresas. ¿Crees que importar esos modelos conseguiría mejorar el mercado?
Coclulu. La microempresa es la mayor parte del tejido empresarial de España. Grandes empresas hay muy pocas. Y sin embargo, yo como autónomo tengo que pagar constantemente. Es casi un atraco (risas). No tengo ningún tipo de ventaja. Evidentemente, se echa en falta una mejor gestión de todo esto. El consumidor, desde abajo, es el que va a poder exigir algo a las instituciones, aunque es difícil.
GbMB. Entonces, ¿es mejor ser funcionario que autónomo?
Coclulu. No, pero la cultura de estar en el mismo trabajo para toda la vida está muy arraigada. Y me sorprende que todavía sea así.
GbMB. Cuéntame algo sobre el futuro de Coclulu.
Coclulu. Espero empezar a pensar en producción propia, y si se puede hacer en España mucho mejor, con los materiales y valores que buscamos. Queremos consolidarnos más y después buscar cosas nuevas que se ajusten a lo que queremos.