¿Quién iba a decirnos, a mí y al bueno de Stan Lee, que Spiderman podría tener la llave para acabar con uno de los problemas medioambientales más serios a los que nos enfrentamos? Y no, no se trata de una fechoría del Duende Verde.
Recuerdo que cuando era un chavalín, cuando todavía jugaba con figuras de acción de plástico barato de Hulk, Spiderman y Superman, ignorante de la batalla Marvel / DC, se publicó una campaña cuyo eslogan era: una pila botón, contamina un montón. Se ponía asunto a los daños medioambientales y para la salud que podían provocar las pilas pequeñas, aunque sin desdeñar el poder destructivo de las normales (triple A y doble A, para entendernos). Hoy en día, aunque hay muchos contenedores de reciclaje de pilas en comercios y zonas públicas, parece que hemos olvidado que una pila es un artículo de obligado reciclado.
Poco más de 30 pilas alcalinas son capaces de contaminar 6 millones de litros de agua. Si son pilas botón, con una simple decena nos bastaría. ¿Cómo es posible que hayamos olvidado eso? Fácil: las pilas ya no se usan tanto. Ahora utilizamos baterías recargables, como las de nuestros teléfonos móviles o nuestros ordenadores portátiles. El malo ha cambiado de aspecto, pero sigue haciendo el mismo daño.
Enfocándolo sólo al problema medioambiental que se genera al término de su vida útil, podemos dar unos datos: en España, la cifra de personas que cambian de móvil cada año se sitúa ya en alrededor de 50 millones. La mayoría de estos móviles no se reciclan, y se acumulan en forma de residuos muy contaminantes. Se calcula que el nivel de esos residuos es de unos 16 Kg por habitante, siendo las baterías las reinas de la acción nociva. Daños en el medio y daños para la salud. Os dejo con toda una selección mortal de los componentes cotidianos de una batería: litio (neurotóxico, neurodepresor), mercurio (cancerígeno, malformaciones en el feto), cadmio (cáncer pulmonar), níquel (cáncer y daños respiratorios), plomo (daños en el sistema reproductivo).
Es una gran verdad que no aderezamos nuestra pizza con un poco de cadmio para darle ese toque tan especial, pero todos estos materiales, al ser desechados, entran en contacto con el agua y con nuestras fuentes alimentarias (como por ejemplo, el pescado) por diferentes vías, en cantidades cada vez más preocupantes.
Y no os aburro más con datos que arrojen sombras sobre cómo vamos a morir. Hablemos de Spiderman. El amigable vecino tuvo un contacto con una araña de una rara especie. El resultado, después de unas fiebres y unas toses incómodas, fue que desarrolló superpoderes tales como saltar muy alto, generar (al menos en las pelis) tela de araña, tener una fuerza y una resistencia sobrehumana y lanzar todo tipo de chascarrillos al malvado de turno antes de abatirlo (o salir por “patas”).
A Gladis Aparicio, una científico colombiana, su contacto con las arañas no fue quizás tan mediático, pero sí más útil para la humanidad, más sorprendente y más loable. Valedero para la obtención del premio Mejor Inventor 2014, Gladis ha desarrollado las baterías de tela de araña. Una pausa para que lo asimiles, y seguimos.
El hilo de esta tela cuenta con unas propiedades que casi son de ciencia ficción. Se lo cataloga como más flexible que el nylon y más resistente que el acero. La especie del bicho que lo produce es la Nephila Clavipes, que es capaz de construir alrededor de 5 metros de tela de araña en poco más de 30 minutos. “Cultivando” esta especie y recolectando su tela, ha podido fabricarse una membrana conductora que consigue alargar la carga de la batería hasta un 40%, abaratar considerablemente los costes de producción de las actuales, y cuyos componentes, como ya habrás inferido, se biodegradan con mucha facilidad sin resultar tóxicos.
En una investigación que ha durado cerca de 20 años, y que me atrevería a decir que no ha contado con todas las ventajas económicas deseables (la misma Gladis admite que durante su investigación muchos me tildaron de loca), se ha conseguido mejorar un producto tan cotidiano, abundante y en expansión como es la batería de energía; un producto tan “tecnológico”, con medios naturales. Bofetada.
Las aplicaciones del hilo de tela de araña no terminan aquí. Gladis está investigando su desarrollo en campos como la nanotecnología, la medicina e incluso la regeneración celular ósea.
Gladis es un ejemplo de cómo desde prácticamente la nada, ha surgido una mente capaz de cambiar las cosas utilizando componentes que no resultan dañinos ni para el medio ni para la salud. Componentes que están en la naturaleza, delante de nosotros. Algo tan (para muchos) repulsivo como una araña, con la que hemos intentado mantener las distancias, resulta que alberga secretos capaces de deslumbrarnos. Atrás, muy atrás queda lo imaginado por el viejo Stan. Superpoderes a mí, ¡pfff!. Telas de araña capaz de suministrar energía, detener balas, regenerar extremidades y reducir el grandísimo problema de la contaminación que producen las pilas y baterías. Ojalá el proyecto de esta científico colombiana hubiera contado con los medios económicos que genera nuestro héroe de ficción comiquera.
Peter, mi amigo y vecino: ¿dejarás que te muerda esta arañita? Quizás de esa forma, este invento y lo que significa para una industria que parece revolcarse en su perdición y en la de todos como una piara de cerdos, pueda llegar a tener la repercusión que merece. Échame un cable, Spidy.